Tu lucha diaria

Cada persona que conoces, lucha cada día por algo que desconoces.

Una batalla enorme, muy personal y difícil; a veces contra el mundo, a veces contra un@ mismo,

Tan complicado y profundo, que nadie es capaz de saber exactamente por lo que esa persona está pasando.

Bueno, casi nadie.

Solo alguien que haya vivido una experiencia muy parecida en sus propias carnes, podrá tener la capacidad de entender, no solamente «el que» de esa lucha, sino especialmente, el sentimiento, es decir, el por qué y el para qué.

Estamos acostumbrados a luchar.

Lo hacemos continuamente para mantener lo que tenemos.

Y muchas veces, luchamos para mejorar lo que sentimos que nos falta y pertenece.

Todo esto está bien, salvo por un detalle.

Que (generalmente) perseguimos los sueños y modelos de vida de otros. No los nuestros.

Esos sueños fueron diseñados para una persona que no eres tú ahora, para un momento determinado en su vida y para un lugar del mundo específico, donde se dieron una serie de factores favorables para que esa idea, en esa persona, pudiera desarrollarse tanto, que funcionase y sirviera de ejemplo para otras.

Pero no quiere decir que ese «método mágico» esté hecho para tí.

Puede que sí, pero muy posiblemente, no.

Incluso aunque se cumplan todas las circunstancias posibles, tú eres únic@ y tu resultado será único.

Tu personalidad y tu entorno, que forma y moldea la persona que eres hoy, siempre será diferente a la de esa persona «brillante» con la que te comparas e intentas imitar sin éxito.

Además, no creas todo lo que ves, ya que, generalmente, solo contamos lo mejor de cualquier situación.

«Las penas no venden«, como me dijo hace años una persona muy «exitosa».

Nadie cuenta qué pasa después de «ser felices y comer perdices» es decir, qué pasa cuando lo consigues.

Lo bueno que recoges después del esfuerzo es previsible: confianza, dinero, estatus, felicidad inmediata… pero poco se habla de las consecuencias que tiene haber alcanzado eso que llamaban éxito y felicidad.

En general, nadie puede con todo, ni con todo a la vez, ni mucho menos, hacerlo todo bien.

Siempre nos tocará elegir en qué batalla ponemos nuestra fuerza.

Dónde ponemos nuestro tiempo, energía y atención a cambio de reducirlo o directamente quitarlo al resto de cosas que rodean nuestra vida.

Al igual que hay millones de ejemplos de casos de éxito, también los hay de lo contrario.

Pero curiosamente, hay un tipo de éxito que se repite generación tras generación y que es muy visible, especialmente en gente mayor.

El éxito de hacer las cosas muy bien durante mucho tiempo.

Ese éxito que se alcanza cuando se encuentra «eso» que te encanta hacer, que te sientes bien cuando lo haces, que además, te sirve de sustento, que alimenta tu vida, haciéndote sentir útil y válido. Eso te recarga de energías. Tanto, que podrías seguir haciéndolo toda la vida.

Una energía, que usas para el resto de las áreas importantes de tu vida (familia, pareja, amigos, ocio, desarrollo personal, finanzas…), consiguiendo el buen equilibrio necesario, como para emplearte más y mejor en eso que te encanta hacer, que otros llaman trabajo.

Yo que he estado muchos años inmerso en una lucha que realmente no me pertenecía, puedo entender si tú ahora estás pasando por ello.

Además de entenderte, he conseguido encontrar la manera de alcanzar ese otro tipo de éxito sostenible y duradero. Eso que podría hacer incluso con una edad muy avanzada. Algo que forma parte de mi ADN, de mi personalidad, de mi naturaleza.

Estaré encantado de escucharte en mi consulta y aún más de ayudarte en cualquiera de mis programas. Elige el tuyo y encuentra tu Propia Suerte. Te lo mereces.

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